Por Maria Cohut, Martes 6 de Febrero del 2018.
El té caliente es una bebida básica en invierno; puede ayudar a mantenernos calientes y calmar los dolores de garganta. Puede darnos ese impulso de energía por la mañana o ayudarnos a relajarnos por la tarde. Sin embargo, un nuevo estudio sugiere que beber té caliente puede tener serias consecuencias negativas para algunos de nosotros.
En todo el mundo, el té caliente es una bebida muy querida; Euromonitor International estima que alrededor de 2,9 millones de toneladas de té se consumieron solo en 2016.
Esto no es una sorpresa, dado que los tés son sabrosos y pueden traer muchos beneficios para la salud, a menudo provocados por los efectos antioxidantes de compuestos como los polifenoles.
Sin embargo, un estudio reciente de la Universidad de Pekín en Beijing, China, encontró que la temperatura a la que se consume el té podría afectar la salud, particularmente en ciertos grupos que ya están en riesgo de tener resultados negativos en la salud.
El autor principal del estudio, Jun Lv, estudiante de doctorado del Departamento de Epidemiología y Bioestadística de la Universidad de Pekín, descubrió que el consumo de té caliente se correlaciona con la aparición del cáncer de esófago.
Según el World Cancer Research Fund International, el cáncer de esófago es el octavo tipo de cáncer más común en todo el mundo.
Según Lv, beber té caliente regularmente está relacionado con el cáncer de esófago en personas que también fuman y beben alcohol habitualmente, lo que apunta a una coyuntura compleja y favorable para el desarrollo de esta enfermedad.
Un aumento de cinco veces en el riesgo de cáncer
Lv y su equipo estudiaron el vínculo entre beber té a temperaturas muy altas y desarrollar cáncer de esófago en la población china; China no solo es el consumidor número uno de té, sino que también es uno de los países con una de las incidencias más altas de este tipo de cáncer.
Según los investigadores, los hombres chinos en particular son más propensos a estar interesados no solo en el té caliente, sino también en los cigarrillos y el alcohol.
La combinación de tabaco, alcohol, compuestos encontrados en el té y los efectos negativos de las bebidas servidas a temperaturas muy altas es probable que ataquen la salud con el tiempo, sugieren Lv y sus colegas.
Para garantizar la coherencia de sus resultados, los científicos excluyeron a los participantes que tenían un diagnóstico de cáncer existente, así como a los que habían reducido el consumo de té, alcohol y cigarrillos. Al final, analizaron los datos provenientes de 456,155 participantes adultos de entre 30 y 79 años.
Todos los desarrollos de salud de estos participantes fueron seguidos durante un período mediano de 9.2 años. Durante este período, 1.731 participantes fueron diagnosticados con cáncer de esófago.
Lv y el equipo descubrieron una correlación positiva entre beber té caliente, consumo regular de alcohol y fumar y un mayor riesgo de cáncer de esófago.
Aquellos que se involucraron en estos tres hábitos mostraron un aumento cinco veces mayor en el riesgo de este tipo de cáncer en comparación con sus pares que no bebían té a altas temperaturas, bebían alcohol o fumaban cigarrillos.
Las personas que solo bebían té caliente -y que no bebían alcohol ni fumaban- tampoco tenían un mayor riesgo de cáncer de esófago, lo que sugiere que el efecto concertado de esos tres comportamientos era un factor de riesgo importante.
Basándose en los hallazgos, Lv y sus colegas aconsejan a las personas que elijan cuidadosamente sus hábitos y, si les resulta difícil renunciar a su bebida o cigarrillo diarios, los investigadores sugieren que es mejor evitar tomar té a temperaturas muy altas. Ellos concluyen: