Por Catharine Paddock
Los científicos han desarrollado una estrategia prometedora para derrotar a ciertos tipos de células cancerosas que sobreviven a la quimioterapia.
El equipo de investigadores probó este nuevo enfoque en un tipo de cáncer de pulmón en el que las células pueden evadir la quimioterapia.
De hecho, la exposición a la quimioterapia puede alterar las células tanto que se vuelven muy difíciles de tratar.
El Dr. Gaetano Gargiulo, líder del grupo en el Centro Max Delbrück de Medicina Molecular en la Asociación Helmholtz en Alemania, dirigió la investigación reciente, que revela una forma potencial de solucionar este problema.
El Journal of Experimental Medicine ha publicado un artículo sobre el trabajo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer de pulmón es uno de los cánceres más comunes en todo el mundo y la principal causa de muerte por cáncer. Las cifras de la OMS para 2018 estiman que 2,09 millones de personas viven con cáncer de pulmón y que la enfermedad causará 1,76 millones de muertes durante este año.
Las células cancerosas supervivientes pueden cambiar
El cáncer de pulmón no es una enfermedad sino varias. La gran mayoría de las personas con cáncer de pulmón tienen cáncer de pulmón de células no pequeñas y existen varios subtipos dentro de este tipo.
Las quimioterapias que funcionan impidiendo que las células se dividan a menudo tienen éxito, pero también pueden dañar las células sanas y provocar efectos secundarios.
Además, las células cancerosas en tumores muy agresivos generalmente sobreviven al tratamiento y experimentan cambios profundos en el proceso.
“Las células cancerosas restantes”, dice el Dr. Gargiulo, “son especialmente peligrosas porque están alteradas de tal manera que los médicos a menudo ya no saben qué tipo de células cancerosas están tratando”.
Como resultado, se vuelve muy difícil decidir cuál es la mejor manera de continuar el tratamiento.
Pruebas de estrategia en cáncer de pulmón de células no pequeñas
El Dr. Gargiulo y su equipo investigaron este problema en un tipo de cáncer de pulmón de células no pequeñas que produce una abundancia de una enzima que promueve el cáncer.
Usaron ratones que habían inyectado con células de este subtipo de cáncer.
La enzima se llama Enhancer of Zeste 2 (EZH2) y bloquea varios genes supresores de tumores que generalmente evitan la división celular descontrolada.
Actualmente se están llevando a cabo ensayos clínicos para investigar los fármacos contra el cáncer que inhiben el EZH2 para restaurar la función de los genes supresores de tumores.
El equipo le dio uno de estos medicamentos a los ratones y observó lo que sucedió. Al principio, como se esperaba, el fármaco detuvo la multiplicación de las células tumorales.
Sin embargo, después de un tiempo, los investigadores encontraron que una respuesta inflamatoria al tratamiento ayudó a que los tumores volvieran a crecer. El tratamiento había provocado que las células cancerosas se volvieran más agresivas.
Poner células cancerosas en ‘jaque mate’
Los investigadores decidieron utilizar este descubrimiento como una estrategia potencial para mantenerse un paso por delante de las células cancerosas.
Su objetivo era alentar deliberadamente a las células por el camino de la inflamación y luego emboscarlas.
“Aunque las células pueden ser extremadamente agresivas una vez que son resistentes al inhibidor de EZH2”, dice el Dr. Gargiulo, “dependen de la situación inflamatoria”.
Él compara el proceso con un juego de ajedrez en el que cada jugador intenta anticipar los movimientos del otro y obligarlos a tomar una acción particular.
Al forzar el movimiento de su oponente, el jugador de ajedrez estratégico puede “combatirlo selectivamente”.
El equipo demostró la estrategia dando a los ratones un medicamento antiinflamatorio. Esto efectivamente puso a las células agresivas en “jaque mate”.
Se aseguran de señalar que el estudio es solo el primer paso y que todavía hay mucho trabajo por hacer antes de que este enfoque sea posible en un entorno clínico.
“Si intencionalmente hacemos que las células cancerosas sean más agresivas, debemos saber exactamente lo que estamos haciendo”, advierte el Dr. Gargiulo.
Una avenida que el equipo necesita explorar, por ejemplo, implica buscar biomarcadores que los médicos puedan usar para identificar a las personas que tienen más probabilidades de beneficiarse de este enfoque.
“Primero tenemos que reunir datos y experiencia suficientes en el laboratorio antes de que podamos siquiera pensar en probar esta estrategia de tratamiento en pacientes”. -Dr. Gaetano Gargiulo