Por Tim Newman
Descubrir intervenciones sencillas en el estilo de vida que pueden reducir el riesgo de cáncer es uno de los principales focos de la investigación médica. Más recientemente, el momento de nuestra cena ha estado bajo investigación.
Según un estudio que se llevó a cabo en el Instituto de Salud Global de Barcelona en España, comer tú última comida del día demasiado tarde puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer.
La relación entre los alimentos y el cáncer se ha investigado mucho. Por ejemplo, comer verduras frescas regularmente ha demostrado reducir el riesgo de cáncer. Por el contrario, comer carne roja regularmente aumenta el riesgo de ciertos cánceres.
A lo largo de los años, también ha habido una serie de estudios que analizan los vínculos entre la obesidad y el cáncer. Sin embargo, el impacto de cuando se come comida ha sido mucho menos estudiado.
Un estudio reciente investigó los vínculos potenciales entre el momento de la comida y dos tipos comunes de cáncer: cáncer de próstata y cáncer de mama.
También se sabe que estos cánceres están relacionados con el trabajo nocturno y la interrupción del reloj biológico, lo que infiere que también podrían ser sensibles al momento de los factores del estilo de vida.
Horas de comida y riesgo de cáncer
En total, los científicos tuvieron acceso a datos de 621 hombres con cáncer de próstata y 1.205 mujeres con cáncer de mama. Como controles, también incluyeron 872 hombres y 1.321 mujeres sin cáncer.
Se evaluaron los estilos de vida de los participantes, incluida la información sobre sus horas de comida y hábitos de sueño. También definieron su cronotipo, es decir, si son personas de la mañana o de la tarde.
Sus conclusiones, que se publican en el International Journal of Cancer, son una lectura sorprendente.
Las personas que comieron su cena antes de las 9:00 p.m. o al menos 2 horas antes de ir a la cama tenían un 20 por ciento menos de riesgo de cáncer de mama o próstata que aquellos que comieron después de las 10:00 p.m. o se fue a la cama poco después de comer.
“Nuestro estudio concluye que el cumplimiento de los patrones de alimentación diurnos se asocia con un menor riesgo de cáncer. [Los hallazgos] resaltan la importancia de evaluar los ritmos circadianos en estudios sobre dieta y cáncer”. -Manolis Kogevinas
Implicaciones y trabajo adicional
Deberá haber un trabajo de seguimiento para confirmar estas conclusiones sorprendentes, pero si estos resultados se repiten, podrían tener un impacto en las directrices oficiales, que actualmente no tienen en cuenta el horario de las comidas.
Ya sabemos que la alteración de los ritmos circadianos influye en el crecimiento tumoral y que el tiempo de las comidas afecta los ritmos circadianos.
Como explica la investigadora Dora Romaguera, estudios previos en animales han demostrado que el momento de la ingesta de alimentos tiene “profundas implicaciones para el metabolismo y la salud de los alimentos”.
Sin embargo, descifrar las interacciones precisas entre estos factores es probable que requiera una gran cantidad de datos.
Eventualmente, esta idea podría tener consecuencias de gran alcance, como explica Kogevinas, “El impacto podría ser especialmente importante en culturas como las del sur de Europa, donde la gente tiene [la cena] tarde”.
Los resultados son sorprendentes, pero Romaguera es cautelosamente optimista y dice: “Se necesita más investigación en humanos para comprender las razones detrás de estos hallazgos, pero todo parece indicar que el momento del sueño afecta nuestra capacidad de metabolizar los alimentos”.